Asegurar los controles críticos fue clave para evitar fallas en terreno y derrumbes de taludes en la mina, pilas y ripios.


Disciplina operacional, monitoreos constantes y la correcta aplicación de los protocolos son parte de las razones por las que 2023 fue un año sin eventos geotécnicos, tanto en el área de la mina, las pilas de lixiviación y Ripios.
Un logro que se debe al buen traspaso de información, y al control y validación de las tareas, así lo destacó Leonardo Castillo, jefe geotécnico Operacional. “Los resultados obtenidos el año pasado, respecto a no haber tenido fallas en los taludes, se sustenta en el hecho de llevar una práctica constante en el cumplimiento de los controles críticos asociados”, aclaró.
Asimismo, Elizabeth González, geotécnica Operacional, comentó que la disciplina y el trabajo conjunto con las áreas ha sido clave para conseguir este resultado. Además, explicó que “con el apoyo de TICA hubo estabilidad en la conectividad y con eso logramos que los datos llegaran lo antes posible, sin perderlos por problemas de conexión”.
Junto con estas medidas, en terreno se han ido incorporando diferentes tecnologías que han servido en el monitoreo diario. Entre ellas se encuentran: la zona de exclusión en el área Ripios y sensores que miden la humedad en las pilas de lixiviación, además de reflectómetros que miden desplazamientos de tierra y vuelos de inspección con el uso de drones. “Con esto podemos ir construyendo las zonas de mayor riesgo geotécnico”, añadió Yamille Heuritt, geotécnica Operacional.
Desafíos 2024
Para este año, el equipo geotécnico tiene diferentes objetivos. Algunos de ellos son la incorporación de un quinto radar para el monitoreo en el área mina y pantallas de contención de caída de rocas móviles (innovación a nivel mundial), además de aumentar y mejorar la calidad de la información a través de un mapeo de caracterización geotécnica e incorporar ciclos de charlas técnico-operacionales para reforzar conocimientos.

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